Infojus: Lily y Ludwig : los secretos de una relación simbiótica

Las muertes de Lily Süllös y su hermano pusieron en evidencia la existencia de una alianza que fue más allá de la vida. Raúl Torre, doctor en Criminalística, dijo a Infojus Noticias que en los pactos suicidas hay disparadores de orden afectivo, económico y de salud. Qué sucede con los bienes que dejaron los hermanos.

El amor. El dolor. Una enfermedad. La pérdida de un ser querido. El peso de la mirada del otro. La vida y la muerte. Temas comunes a todos los seres humanos pero insuperables para algunos. La idea de la muerte surge entonces como una salida posible, pero ella muchas veces no se realiza en soledad y se vale de un pacto. De la época de Romeo y Julieta a la actualidad. El caso de Lily Süllös y su hermano Ludwig puso en evidencia la existencia de una alianza que fue más allá de la vida.

En materia judicial no existen los pactos suicidas. En diálogo con **Infojus Noticias , la fiscal de instrucción de Vicente López afirmó que “desde un principio todo indicó que se trataba de un homicidio seguido de suicidio. No investigamos ningún pacto suicida, eso no está tipificado. Técnicamente es un homicidio y un suicidio”.

“Si el autor del delito está muerto, el delito queda impune porque no hay a quien someter a proceso. La acción penal prescribe por la muerte de la persona imputada”, dijo a **Infojus Noticias , Deborah Dobniewskidel estudio Dobniewski & García Berro.

“Un pacto suicida es un acuerdo entre dos o tres personas que coinciden en quitarse la vida de forma conjunta”, dijo  **Infojus Noticias el perito médico psiquiatra, Alfredo Feijo. “El primer elemento para que esto se dé es un desajuste emocional severo de las dos partes. La estructura del pacto es perversa, uno de los dos decide y manipula al otro para que lo acompañe. No es que la decisión sale de forma conjunta”, agrega.

Un vínculo fuerte y simbiótico es fundamental para que se pueda generar un pacto de estas características, coinciden en afirmar los especialistas. Quienes conocían de cerca a los hermanos Süllös afirman que así era la relación entre ellos. Y ese sería uno de los principales elementos que dio lugar a lo que sucedió la mañana de ayer, cuando Ludwig le pegó un tiro a su hermana Lily en la cabeza. La mató en el acto. Instantes después se mató él. Los dos tiros fueron hechos con un arma que él mismo -ingeniero, físico e inventor- habría creado. Antes había mandado un mail a una amiga, en el que adelantaba lo que iban  a hacer. Decía ahí que el estado de Lily, que no podía ni hablar ni moverse a causa de un ACV, los había llevado a tomar esta decisión. Que ella no podía vivir en un cuerpo discapacitado.

¿Quién hereda a quién?

 

Ni Lily Süllös, ni su hermano Ludwig tenían descendientes, ni familiares directos, entonces en materia de sucesión, se abre un debate: ¿Hacia dónde van sus bienes? El derecho hereditario argentino contempla “en primer lugar a los descendientes, si estos no estuvieran, a los ascendientes y luego a los colaterales: hasta hermanos y sobrinos”, explicó a **Infojus Noticias  Lorena Kalika, especialista en derecho civil y comercial.

“Cuando se abra la sucesión, se tendrá que ver si dejaron algún tipo de testamento”. Consultada acerca de si el orden en que murieron altera el orden de la sucesión, Kalika dijo que “el que muere primero deja la herencia al que muere después, aun cuando la diferencia sea de minutos”. En este caso, más allá de que ambos hayan muerto, ”el matar a una persona es causal de desheredación”. 

Los pactos suicidas

El caso más reciente de pactos suicidas también tiene como protagonistas a dos adolescentes. En julio de 2012, en Salta, Yanina (16) y Luján (19), decidieron terminar con sus vidas. Tras buscarlas desesperadamente, las encontraron colgando de un árbol, con una misma soga.

“Las chicas tiraron la soga. Las dos murieron al mismo tiempo. Eso es algo excepcional porque siempre hay una diferencia de minutos entre una muerte y la otra”, dijo a Infojus Noticias Raúl Torre, doctor en Criminalística. Para Torre, para los pactos suicidas hay disparadores de orden afectivo, económico y de salud.

Explicó: “En todos los casos el individuo lo que percibe es que su problema es insoluble. Ante esta situación elige este camino. Mucho antes, esta situación raya en la locura, porque lo que prima en los seres humanos es el instinto de auto preservación. En general estos actos no son espontáneos, no se precipitan. Se vienen madurando desde un tiempo antes. Se dejan cartas suicidas”.

Torre también tiene experiencias en otros casos de pactos suicidas como el de un matrimonio de la zona sur del conurbano bonaerense que terminó con la vida de sus hijos y las propias al no poder soportar la pérdida de una hija. De todos modos, aclara al igual que en el caso de los hermanos Süllös (por lo que trascendió hasta ahora), este no sería estrictamente un pacto suicida si no que sería homicidio y posterior suicidio. Porque al igual que si la astróloga presentaba un acv que le impedía hablar y no pudo expresar su voluntad, tampoco se puede hablar de un pacto entre un menor y su padre, porque el chico no está en situación de decidir o elegir morir.

Torre también recuerda un caso fallido como fue el de una mujer joven que desde los nueve años estuvo en situación de calle. Cuando creció y logró construirse su propia casa en una villa de Tigre, tuvo tres hijos con tres hombres distintos. Un día, una de sus parejas le dijo que tenía SIDA. Ella, presa del miedo, ahogó a sus 3 hijos de dos, tres y cinco años. Eso se llama un “homicidio altruista”, aclara el criminalista. Después de matar a los chicos, ella se quiso ahorcar y falló.

Como una especie de Romeo y Julieta contemporáneos, Francisco y Clara, protagonizaron un pacto suicida pero a diferencia de los protagonistas de la obra de Shakespeare, este quedó inconcluso. En el libro del periodista y escritor, Rodolfo Palacios “Pasiones que matan”, se relata la historia de amor y desencuentro entre estos primos hermanos que vivían en un pequeño pueblo bonaerense. Sus mamás eran hermanas.

Incesto, religión y la sospecha de un embarazo parecieron los ingredientes perfectos de un culebrón de la tarde, pero era un caso real.

Hicieron un pacto, que llamaron “de amor”, pero era de muerte. Francisco quiso arrepentirse cuando iban a hacerlo. Clara le dijo que no. Que estaba convencida. Insistió. Quiso que él le pegara un garrotazo en la cabeza. Aunque le costó e intentó disuadirla, él lo hizo. Le pegó tres palazos más. Después corrió a cumplir su parte. Se repetía que era un pacto de amor. Cuando quiso colgarse, no pudo. Desde entonces está preso por el crimen.

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