Infojus: A 40 años de Mugica: dignidad y justicia social
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A 40 años de Mugica: dignidad y justicia social
| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-05-09 | Por: Laureano Barrera
La primera de una serie de crónicas sobre el territorio y la Justicia, cuenta un recorrido por los pagos del cura tercermundista asesinado hace 40 años. Quiénes viven allí hoy, sus problemáticas y un legado fundante en derechos.
Al padre Guillermo Torre, Willy para todo el barrio, le suena otra vez el teléfono celular. -Llamáme más tarde- contesta amable, sentado sobre unos troncos del patio de la parroquia Cristo Obrero. Otro periodista quiere entrevistarlo sobre Carlos Mugica.
A Willy y los otros dos curas villeros le esperan días agitados. A las recorridas por la Villa 31 escuchando a los vecinos, a las tareas del Hogar de Cristo donde casi cincuenta pibes se rehabilitan de adicciones, se suman pedidos de la prensa y visitas de funcionarios. El trajín por los preparativos moviliza al barrio. El domingo se cumplen 40 años desde que un comando de la Triple A acribilló al padrecito Carlos Mugica en la parroquia San Francisco Solano.
Un hombre joven se baja de la bicicleta y le estira un sobre de papel.
-Volvé en un ratito, le pide el padre Willy.
Como el chico de la bicicleta, todos los días llegan a la parroquia vecinos que quieren confiarle al cura toda clase de problemas y pedidos. Algunos no tienen solución espiritual. El cura sabe qué hacer. “A quienes vienen a contarnos sus cosas, cuando corresponde, los derivamos al Centro de Acceso a la Justicia. Uno pone el espacio, otro pone las cosas, y esa es la forma de trabajar”, dice Willy, para referirse a una alianza estratégica entre la Iglesia y el Estado.
En Retiro funcionan dos Centros de Acceso a la Justicia (CAJ). Uno de ellos queda pegado a la parroquia que fundó Mugica, en la Villa 31 Bis. El otro, en una capilla pequeña en el barrio Güemes, en la Villa 31.
-Fue acá- dice Mónica.
Acá: en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Acá esta mujer de rasgos andinos participó hace dos años de una negociación. La recuerda casi como un rito de pasaje. En esa audiencia de mediación con su ex pareja arregló la cuota alimentaria de su hija Diamela, que ya tiene diecisiete años.
-Él llegó con su abogado -recuerda-. A mí me acompañaban los doctores Gabriel y Tina.
La audiencia había sido convocada por Gabriel y Tina, dos de los abogados del Centro de Acceso a la Justicia que funciona desde hace cuatro años en la Villa 31. El papá de Diamela –dueño de un taller de costura con veinte empleados en Pompeya- dijo que no tenía plata. El coordinador del CAJ, Gabriel Tubio, le replicó: era su obligación. En esa audiencia consensuaron una cuota de 450 pesos mensuales. El hombre la pagó irregularmente durante un tiempo. Ahora Mónica verá si sigue esperando o recurre nuevamente al CAJ.
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