Infojus: Crimen de Ángeles: "Nos enteramos por televisión y nos abrazamos"

Mangeri declaró por más de cuatro horas y acusó a sus ex abogados de hacerlo mentir para proteger a la policía. El debate pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes, cuando se hará una inspección ocular en el edificio donde vivían la víctima y el acusado. El encargado del edificio relató su versión de lo sucedido entre el lunes 10 de junio del 2013, día en que desapareció Ángeles, hasta el viernes 14, cuando fue detenido.

Jorge Mangeri declaró por más de cuatro horas en el juicio que se realiza por el crimen de Ángeles Rawson y el debate pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes, cuando los jueces realizarán una inspección ocular en el edificio de Ravignani 2360 del barrio porteño de Palermo, donde vivían la víctima y el acusado.

El ex encargado se declaró inocente del crimen y acusó a sus ex abogados de haberle aconsejado mentir para no involucrar a policías que supuestamente le habían pegado. Uno de los momentos más tensos de la audiencia, fue cuando la querella le pidió a Mangeri que exhibiera sus manos. El portero las levantó y se las mostró a los jueces. Después el abogado Pablo Lanusse le preguntó si con esas manos había estrangulado a alguien y si había matado a Ángeles. Mangeri respondió rápido, tajante y negando con la cabeza: “No”.

Mangeri, el único imputado del juicio, contó que aquel 10 de junio del 2013, estaba mirando televisión cuando se enteró de la muerte de Ángeles Rawson por la aparición de su cuerpo en el Ceamse de José León Suárez.  “Por televisión nos enteramos que habían encontrado el cuerpo. Nos pusimos mal con mi esposa, lloramos abrazados”, dijo el encargado, tras lo cual hizo un silencio que duró segundos ante los jueces del Tribunal Oral.

El abogado querellante, el exfiscal Lanusse, le preguntó a Mangeri si sentía culpa por lo que le pasó a Ángeles Rawson: respondió que no, pero dijo que creía que podría haber cambiado algo si él hubiera estado en la puerta.

El portero dijo que su relación con Ángeles era “normal”, como con el resto de los propietarios. “Era una chica de pocas palabras”, agregó. Cuando Lanusse, le preguntó si sentía atracción sexual por Ángeles, también respondió que no. En ese momento fue interrumpido por el defensor del portero, Adrián Tenca. que dijo que la pregunta le parecía improcedente. El presidente del tribunal dijo que teniendo en cuenta la acusación no le parecía mal. Entonces, el abogado querellante continuó: “¿Qué sentimientos tenía hacia Ángeles Rawson?”. El portero respondió que era una propietaria más del edificio y que “sentía aprecio por todos los vecinos”, dijo.

En otra parte de su declaración contó que se encontró a Jimena Aduriz, la madre de la víctima, en la fiscalía, cuando él fue a declarar y que ella le pidió perdón. Mangeri dijo que no sabía por qué la mujer le había pedido perdón, pero que no le preguntó nada. En esa oportunidad, Mangeri le dio el pésame a Jimena, porque era la primera vez que la veía después del hallazgo del cuerpo.

Más temprano, el TOC 9 rechazó el planteo de nulidad y suspensión de juicio que había presentado la defensa del acusado. El debate empezó minutos después de las nueve, en el sexto piso del Palacio de Justicia. Cuando el tribunal preguntó si quería ampliar su indagatoria, Mangeri sorprendió al decir que sí: “quiero contar todo lo que pasó desde el 10 al 14 de junio”.

Entonces empezó su testimonio, con la mirada fija en los jueces y sosteniendo siempre un micrófono de color negro. Negó haber estado en tratamiento psicológico y dijo que no era una persona miedosa. La mitad de quienes estaban ahí eran familiares o conocidos suyos. La otra, amigos y parientes de la joven asesinada.

Las amenazas según Mangeri

Frente a los jueces, Mangeri declaró que desde el lunes hasta el sábado 15 de junio se sintió mal, que los médicos le dieron un certificado médico hasta el sábado y que le dijeron que podía ser algo que había comido. Dijo que el jueves, cuando caminaba hacia la clínica sobre avenida Santa Fe, se le cruzó un auto Polo de color oscuro. Adentro –según la declaración de Mangeri- había un hombre con un arma que le dijo: “Hdp, sabés que tenés que hacerte cargo, hacete cargo o te va a pasar lo peor”. También agregó que quedó en “total incertidumbre” por el mensaje: “Yo no entendía lo que estaba pasando, decidí ir a la clínica igual”, dijo a los jueces. Promediando el relato agregó que el auto no tenía patente. Y en otro tramo dijo que “había una situación rara. Me sentía amenazado”, sostuvo.

También contó que un día después, el viernes por la tarde se le acercó un supuesto patrullero y un hombre vestido de policía le dijo que tenía que ir a declarar. Cuando se subió al auto, lo esposaron por atrás con “plásticos”, dijo. Según su versión, le pegaron y lo quemaron, aunque no aclaro con qué y dijo que se defendió de las quemaduras pegando con su hombro. También contó que se orinó en el patrullero, y que un policía que él había visto en el edificio de Ravignani en los días posteriores a la muerte de Ángeles, estaba en la fiscalía cuando él declaró, y le dijo que su mujer había declarado otra cosa, “como burlándose”.

A las 13.45, el tribunal le exhibió unas 45 fotografías de lesiones de su cuerpo. Mangeri explicó una por una, las lesiones: quemaduras en el brazo, panza, cara, codo, espalda, incluyendo granos en la cola, producto de una alergia. Y dijo que le levantaron la remera para quemarlo.

Mangeri también respondió preguntas sobre horarios, recolección de residuos y detalles de su tarea como encargado de edificio. Entre respuesta y respuesta, el portero  tomaba sorbos de agua de un vaso que tenía en su mesa.

Sin nombrar a Miguel Angel Pierri o a Marcelo Biondi, quienes lo representaron en la primera etapa de la causa, el encargado del edificio Ravignani 2360, de Palermo, agregó que “el abogado que me defendía no quería meterse con la policía y me dijo que para disimular las quemaduras inventara un accidente de trabajo”.

Durante toda su declaración, Mangeri mantuvo la vista en los jueces, a quienes tenía enfrente. Incluso cuando los que preguntaban eran los abogados querellantes, nunca giró la cabeza para mirarlos. Es que detrás de ellos estaban los papás de Ángeles. Durante toda la audiencia, la mamá de la adolescente sostuvo en sus manos un rosario marrón.

Al salir de la audiencia, los padres se fueron sin hacer declaraciones. En cambio, Lanusse habló con la prensa y destacó que el encargado  mintió en sus declaraciones anteriores. “Aportó poca luz y sumó oscuridad al hecho. Ángeles se defendió, lo arañó y por eso se encontró su ADN bajo sus uñas”, dijo en las escalinatas de Tribunales. También aseguró que una vez más Mangeri armó una coartada falsa sobre los hechos y que él no le creyó nada.  

“Es difícil estar mirando al asesino”

La semana pasada el abogado del acusado dijo que su defendido está en una situación de “indefensión” porque le rechazaron “la totalidad de la prueba ofrecida”. Los jueces Luis García, Fernando Ramírez y Ana Dieta de Herrero escucharon las quejas de Tenca en silencio. La fiscalía y Lanusse, pidieron que el planteo sea rechazado. Además, acusaron a Tenca de realizar “maniobras dilatorias”.

Por su parte, el abogado de la familia de Ángeles, dijo que no es cierto que se haya rechazado toda la prueba propuesta por la defensa, y sostuvo que entre la querella y la fiscalía aportaron sólo cerca de 110 de los casi 250 testigos que tendrá el debate oral. Y afirmó que “la mayor parte de la prueba” que propuso la defensa de Mangeri fue aprobada.

El ex fiscal agregó que la defensa busca dilatar el proceso para que el acusado cumpla dos años de prisión preventiva, lo que le permitiría realizar nuevos planteos para impugnar el proceso. “La defensa queda en soledad, porque plantea situaciones carentes de realidad”, dijo a la prensa al salir del Palacio de Tribunales.

En una de sus pocas apariciones públicas, Franklin Rawson, el padre de Ángeles, le dijo a los medios que “es difícil estar mirando al asesino de mi hija a tres metros de distancia”. Conmocionado y con la voz quebrada, agregó: “Se me revuelve el estómago”.

La primera audiencia del juicio duró tres horas y apenas tuvo un cuarto intermedio de quince minutos después de que la secretaria del tribunal leyera el auto de elevación a juicio, y antes de que fueran leídos los requerimientos de la fiscalía y de la querella.

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