Infojus: “Los jueces estamos destinados a proteger los derechos de las minorías”

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“Los jueces estamos destinados a proteger los derechos de las minorías”

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-10-17 | Por: Franco Lucatini | Fecha de captura:: 2016-01-26 21:26

Lo dijo el juez Mario Portela en del Congreso Iberoamericano de Filosofía Jurídica y Social. A metros de la Plaza Dorrego, más de sesenta juristas de toda América Latina compartían un salón con algunos representantes de España y Portugal para debatir el rol de los jueces en el Estado de derecho.

Cuando los abogados, jueces, juristas salieron del auditorio, el sol ya empezaba a caer. Había terminado el séptimo panel del primer Congreso Iberoamericano de Filosofía Jurídica y Social, y había media hora de pausa antes del cierre de la jornada. Iban a cerrar las ponencias del juez Mario Portela y del catedrático brasileño Lenio Streck. Lo último que iluminó la luz natural fueron las dos torres de la vecina Iglesia de San Pedro Telmo.

Portela integra el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, y lleva años denunciando que, lejos de impartir justicia, el sistema judicial argentino promueve las desigualdades. Streck es ex funcionario del Ministerio Público brasileño y candidato a ministro del Supremo Tribunal Federal, la instancia más alta de ese país. A metros de la Plaza Dorrego, más de sesenta juristas de toda América Latina compartían un salón con algunos representantes de España y Portugal para debatir el rol de los jueces en el Estado de derecho. La sede fue elegida especialmente por la paradoja que representa: en esos mismos salones, pero dos siglos atrás, decenas de mujeres cumplían condena bajo la custodia de un grupo de monjas.

“La democracia no es solamente un medio sino un fin en sí mismo”, afirmó Portela. Y advirtió que “no basta con la simple regla de la mayoría para construir una democracia sino que todas las decisiones provengan de algún proceso deliberativo”. Sostuvo que la democracia sólo será válida cuando de esas decisiones “puedan participar todos los interesados”, y puso en crisis la lógica representativa del Estado de derecho para sugerir una idea más participativa de los ciudadanos. Pero señaló que “para eso, deben tener las necesidades básicas satisfechas”.

En torno a una descripción del sistema judicial argentino, y con una crítica “pensada desde el sur” del continente, Portela marcó que los jueces deben ser “activistas” en cuestiones de derechos humanos, salud y medio ambiente, entre otras materias protegidas por la Constitución y las leyes, pero vulneradas en la práctica. “Para que existan tribunales proactivos, necesitamos otra clase de modelo judicial”, explicó.

Recordó que Argentina tiene un modelo constitucional norteamericano, y un sistema de justicia “que busca proteger a las minorías de los abusos de las mayorías”. Con ironía, tradujo: “Nunca nadie nos explicó cómo, cuando las minorías son justamente las que detentan los poderes fácticos, pero lo cierto es que los jueces estamos destinados a proteger los derechos de las minorías de las mayorías locas que por una coca y un choripán hacen cualquier cosa”. Y concluyó que “adoptamos ese sistema norteamericano pero mantuvimos el proceso francés y español. Ahí se produce la primera esquizofrenia nacional”.

Hoy nadie cree en los jueces”

El juez cuestionó el verticalismo de los tribunales, “algo que es pésimo en la justicia”, y lo señaló como una de las principales causas que impiden la autonomía. Criticó que “los jueces no son señores inocentes que andan por el mundo porque Dios los puso, y curiosamente la mejor forma de gozar de las prebendas de ese poder que les ha sido asignado es no oficiar de jueces sino de oficinistas”. Y concluyó que por esa razón “hoy nadie cree en el Poder Judicial ni en los jueces”.

“No sólo no tenemos jueces proactivos, tenemos tribunales de justicia que estructuralmente han venido trabajando en favor de la impunidad”, sentenció Portela. Recordó las acordadas de la Corte que legitimaron los golpes de Estado a partir del derrocamiento de Yrigoyen, en 1930. “Esa misma Corte, con pocos cambios, es la que se negó a tomar juramento a los jueces laborales del fuero creado en 1944”, agregó. Y planteó que nunca se investigó el bombardeo a la Plaza de Mayo de junio de 1955, que terminó casi con un millar de muertos, ni la Noche de los bastones largos, ni los fusilamientos de la Penitenciaría de Las Heras o la masacre de José León Suárez, en 1956.

Portela cerró: “Son burocracias enquistadas en el poder. Tanto que no hace falta cambiar a todos los jueces para perpetuar la impunidad”. Recordó que con el último golpe cívico militar, había gente del Poder Judicial que ya estaba desaparecida al momento de la toma de juramento a la Corte, entre ellos una secretaria de Cámara (Carmen Argibay). “Bastó con sacar cuatro o cinco emblemáticos y el resto siguió haciendo lo que hacía: Nada”, resumió. Y explicó que “para conseguir jueces que sean proactivos y establecer un Estado democrático de derecho, necesitamos la existencia de una verdadera democracia judicial”.

La contracara de Brasil

Lenio Streck enarboló otra bandera en su ponencia. Planteó que es necesaria una “teoría de la decisión judicial” que limite los fenómenos del activismo judicial y la judicialización de la política. Sostuvo que los jueces se fundan en principios, pero que son tan endebles como con los que bromeaba Groucho Marx. “Si no gustan uno, inmediatamente tienen otros para la siguiente sentencia”. Y afirmó que hoy no hay mecanismos para el control “de posturas voluntaristas”.

Carlos Cárcova explicó después que en Brasil llevan más de treinta años con un mecanismo de concursos para la selección y designación de jueces, mediante jurados compuestos también por jueces. “Es un sistema de cooptación que lleva a una autonomización perversa”, criticó. Lo comparó con la Argentina, donde “el 95 por ciento de los jueces designados por los militares fueron confirmados, y son jueces incapaces de salir de su despacho para conectarse con el interés nacional”. Y aclaró que “los brasileños hablan de otra cosa cuando se refieren al activismo judicial” porque “ellos hablan en su contra, como garantistas; y nosotros a favor, como garantistas”.

Para Streck, “hay una apuesta equivocada a construir una supuesta arquitectura interpretativa” de las normas. Allí se aplica “un paradigma de la subjetividad que no es más que la admisión del poder discrecional”. Como solución, propuso “la construcción de una hermenéutica antirelativista y antidiscresional” en la que se busque “preservar la fuerza normativa de la Constitución y el grado de autonomía del derecho”. Para eso, enumeró una serie de principios que debiera seguir “el intérprete” al momento de aplicar una ley -es decir, el juez-. “La jurisdicción es una tarea de decisión y no de elección”, afirmó.

La insoportable levedad del derecho

Jorge Douglas Price, el presidente de la Asociación Argentina de Filosofía del Derecho, dedicó un libro al debate sobre la decisión judicial. El nombre original, que corresponde a uno de sus capítulos, es “La insoportable levedad del derecho”, en homenaje a la célebre novela de Milan Kundera. En el cierre de la jornada, Douglas presentó a Graciela Serio, una artista plástica que realizó ocho grabados abstractos en base a distintos pasajes del libro, y proyectó imágenes de esas obras, que también acompañan el programa que se le entregó a los participantes.

Ya eran las nueve de la noche cuando se abrieron las puertas del auditorio y los juristas salieron a la terraza. Desde allí se pueden ver las gigantografías que cuelgan de la baranda de hierro en la galería del primer piso, donde se reproducen fotos de Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanki y otros artistas populares. El primer piso de la ex cárcel de mujeres y Museo Penitenciario hoy pertenece al Museo Mercedes Sosa y Centro Cultural de la Música Popular Latinoamericana. Desde allí llegaron los músicos de Motta Luna, un cantautor santiagueño que, entre chacareras y zambas, animó la cálida noche de San Telmo e ilustró a los abogados y jueces iberoamericanos con algo de folclore argentino.


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