Infojus: Mattarollo, “un ejemplo de militante democrático revolucionario”
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Mattarollo, “un ejemplo de militante democrático revolucionario”
| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-06-19 | Por: Infojus Noticias | Fecha de captura:: 2016-01-24 08:40
La definición es de Rodolfo Follonier, funcionario de la Unidad Presidencial y amigo por más de cuatro décadas de Rodolfo Mattarollo. El abogado, escritor y luchador murió ayer y hoy lo velaron en la Secretaría de Derechos Humanos.
“Para mí Rodolfo Mattarollo fue, entre otras muchas cosas, esencialmente eso: un ejemplo de militante democrático revolucionario”. La definición corresponde a Rodolfo Follonier, actual coordinador de Asuntos Técnicos de la Unidad Presidencial y amigo por más de cuatro décadas del secretario técnico de la Unasur en Haití, que murió ayer por la tarde en el sanatorio Mitre después de una descompensación cardíaca. “Fue unos de los tipos con más idoneidad las políticas democráticas de derechos humanos”, completó Follonier en un breve diálogo telefónico con Infojus Noticias desde Chile, donde iba a reunirse de un momento a otro con la presidenta de aquel país, Michelle Bachelet.
Mattarollo fue un hombre comprometido, pero también versátil. Como hombre de las leyes, egresado en la Universidad de Buenos Aires, edificó una sólida formación académica diplomándose en estudios superiores especializados en organización política, administrativa y social de la Universidad de París de Panthéon y Sorbonne. Publicó escritos e investigaciones reflexionando sobre las políticas humanitarias en distintos lugares. Algunos de ellos fueron “Por la vida y la paz de los pueblos centroamericanos (1991)” y “El problema de la violación de los derechos humanos por agentes no estatales frente al derecho internacional (1992)”, aunque sin duda uno de los más importantes fue “La jurisprudencia argentina reciente y los crímenes de lesa humanidad”.
Pronto puso en práctica lo aprendido en los claustros universitarios con un fin claro: defendió presos políticos y sindicales junto con abogados como Eduardo Duhalde y Rodolfo Ortega Peña.
También era un hombre dúctil para la faz creativa: escribía poesías, tocaba el violín, y fue un periodista avezado, cuando dirigió en a principios de los ’70 la revista política Nuevo Hombre, que antes había dirigido Silvio Frondizi. En aquella redacción, que debió soportar las presiones del gobierno de facto de Agustín Lanusse, lo conoció Rodolfo Follonier. Luego militaron juntos en el PRT-ERP. “Era muy riguroso en su trabajo y consigo mismo, obsesivo, muy prolijo y ordenado, una rara avis entre los militantes”, recordó Follonier.
Su actividad política y periodística le costó el exilio obligado cuando la junta militar derrocó al gobierno de Estela Martínez de Perón. Recaló en Francia, pero no se quedó quieto: junto a intelectuales y escritores (Julio Cortázar y David Viñas), periodistas (Alipio Paoletti y Vicente Zito Lema), militantes y otros abogados (Carlos González Gartland, Manuel Gaggero y Eduardo Duhalde), fundó la CADHU, que recopiló testimonios de los sobrevivientes a los centros clandestinos de detención. En enero de 1977, difundió un informe titulado “Argentina: proceso al genocidio”, que denunció por primera vez el extermino desatado por la dictadura militar argentina.
El destierro político en su país empujó a Mattarollo a aportar lo que más sentía y sabía, pero errando por diferentes países del mundo: desde 1982 hasta 1984 fue jefe de la División del África Subsahariana en la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas. Entre julio de 1991 y septiembre de 1992 fue asesor de la Misión de Observación de las Naciones Unidas en El Salvador. Y un año más tarde, desde noviembre de 1993 y hasta junio de 1995, se convirtió en consultor jurídico internacional en la Oficina del Fiscal Especial del gobierno de transición de Etiopía.
Ese mismo año, dirigió la primera de dos misiones de asesoramiento en materia de derechos humanos para funcionarios del Ministerio de Justicia de Bolivia por parte de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La segunda fue en 1996. Después partió hacia uno de los destinos que terminarían por signar su trayecto. El 1 de marzo de 1996, asumió como director ejecutivo adjunto de la Misión Civil Internacional OEA-ONU en Haití, donde se quedó hasta el 15 de marzo de 2000. Aprendió kreole, la lengua nativa, y sus hijas cursaron sus estudios allí. Después fue jefe de la sección de Derechos Humanos de la Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona hasta junio de 2003. “Por su sapiencia, su idoneidad, era un hombre muy reconocido en todo el mundo”, recordó Follonier.
El 2 de julio de 2003, con el gobierno de Néstor Kirchner recién asumido, fue nombrado jefe de Gabinete de la Secretaría de Derechos Humanos y el 30 de junio de 2005 pasó a ser subsecretario de Promoción y Protección de Derechos Humanos, bajo la administración de Eduardo Luis Duhalde. Con ese cargo encabezó la Comisión Especial de la Unasur que investigó la masacre del 11 de septiembre de 2008 en Pando, Bolivia, que concluyó en un informe que los 19 asesinatos habían sido crímenes de lesa humanidad.
“Rodolfo fue un incansable luchador por los derechos humanos y siempre acompañó las políticas de Estado en esta materia que se comenzaron a implementar en el gobierno de Kirchner y que continúan en el actual mandato de Cristina”, señaló la Secretaría de Derechos Humanos.
Luego llegó Haití. “Yo era el jefe de gabinete cuando Néstor Kirchner ocupó la secretaría general de la Unasur, y fui quien le propuse a Mattarollo como secretario técnico en Haití”, contó su amigo Follonier.
-¿Qué le contestó Kirchner?- preguntó Infojus Noticias .
-Le pareció un nombre excepcional. Era una de las personas que más conocía ese país.
Hoy, en el salón Emilio Fermín Mignone de la Secretaría de Derechos Humanos, aquella que lo repatrió para que aportara en su país lo que había hecho por el mundo, con la presencia de amigos de todos los tiempos y funcionarios, fueron velados sus restos mortales.
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