Infojus: Carmen Argibay: la jueza de las mujeres

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Carmen Argibay: la jueza de las mujeres

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-05-10 | Por: Bárbara Komarovsky | Fecha de captura:: 2016-01-24 20:25

“Los avances que se dieron respecto de los derechos de las mujeres no hubieran existido sin Carmen Argibay. Fue la primera que introdujo el tema y cuando llegó a la Corte no se olvidó de este trabajo”, dijo a Infojus Noticias la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez, amiga de Argibay desde hace 30 años. Opinan Susana Chiarotti, Javier De Luca, Alejandro Alagia y Omar Palermo.

La primera mujer elegida por un gobierno democrático para integrar el más alto tribunal de justicia de Argentina murió esta tarde a los 74 años. Su condición de género no es un dato menor en su carrera: fue símbolo de una justicia con esta perspectiva en la palabra y la acción. “Los avances que se dieron respecto de los derechos de las mujeres no hubieran existido sin Carmen Argibay. Fue la primera que introdujo el tema y cuando llegó a la Corte no se olvidó de este trabajo”, dijo a Infojus Noticias la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez, amiga de Argibay desde hace 30 años.

Soltera, sin hijos por elección y atea, Argibay no fue una típica jueza de la familia judicial. A tan solo un año de su incursión como ministra, en 2006, impulsó la creación de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte, un organismo para facilitar el acceso a la justicia a las mujeres. Martínez valoró la “profunda conciencia”que tenía Argibay sobre lo que había que hacer para “establecer los derechos de las mujeres”. También destacó el fallo del máximo tribunal que impulsó el protocolo para la realización de abortos no punible en 2012.

Una de las obsesiones de Argibay era el “techo de cristal” en el desarrollo de las operadoras judiciales. A medida que se suben escalones en el Poder Judicial históricamente fueron menos las mujeres. La jueza tenía ese mapa en la cabeza y peleó para poder cambiarlo. Según la Defensora General, fue ella quien “concientizó a las mujeres” acerca de que eran “relegadas” en la Justicia, es decir, que aunque accedieran a los cargos tradicionalmente ocupados por hombres, lo hacían con el doble o el triple de esfuerzo. La organización de las mujeres no era algo nuevo para ella. Ya había sido parte fundadora de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina.

El camino de la Ministra en el Poder Judicial comenzó en 1959 como “empleada interina” –lo que habitualmente se conoce como “pinche”- en un juzgado correccional de la Capital y fue ascendiendo hasta que en diciembre de 1975 llegó a Secretaria de la Sala Especial de la Cámara del Crimen. Fue la primera mujer en acceder a este cargo. La carrera de Argibay se puso en pausa con su secuestro, en marzo de 1976. Durante nueve meses estuvo privada de su libertad y a disposición del Poder Ejecutivo. En ese tiempo fue dada de baja por la Cámara y la Corte ratificó esa decisión. Estuvo detenida en el penal de Villa Devoto: no tenía cargos en su contra ni una imputación firme.

Paradójicamente, cuando era secretaria de Cámara una de sus tareas era organizar las visitas a las cárceles.
Cuando los militares decidieron liberarla, Argibay se dedicó al ejercicio de la profesión en el ámbito privado y reingresó al Poder Judicial –ya como jueza- con el retorno de la democracia, en junio de 1984. En 1988 fue ascendida a jueza de Cámara y a partir de abril de 1993 pasó a integrar uno de los nuevos tribunales orales de la Capital. En ese cargo, se jubiló a partir del 1 de enero de 2002.

La titular de la Defensoría recordó que en el último mes recibió una nota “de puño y letra” de la jueza en la que le agradecía por el envío de un protocolo de atención a las personas discapacitadas que elaboró el organismo que dirige. “No era necesaria una carta de agradicimiento, pero ella la envío”, indicó Martínez y resumió: “Esa era Carmen”. La misma que tenía flores en su oficina. Otro de sus frentes de batalla era quitar los crucifijos de las salas de audiencias.

Una jueza internacional

Susana Chiarotti, abogada feminista y experta de la OEA en violencia de género, consideró que la labor de Argibay en el tribunal que juzgó los crímenes en la ex Yugoslavia –que desempeño desde 2002 y hasta que ingresó como ministra al Máximo Tribunal- fue “clave” en su vida y que desde allí contribuyó “a visibilizar la violencia sexual”.
El juez de la Corte de Mendoza Omar Palermo, quien conoció a la ministra de la Corte en un encuentro que organizó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sobre violencia sexual durante la dictadura, sostuvo que Argibay “es el símbolo de la mujer en el Poder Judicial, por haber puesto a la mujer en el centro de la escena”.

En el año 2008 recibió el Premio Konex - Diploma al Mérito como una de las 5 Jueces más destacadas de la década en la Argentina. Cuando fue propuesta para integrar la Corte en diciembre de 2003 los sectores eclesiásticos y algunas organizaciones se mostraron en contra. “No me sorprende que la derecha argentina haya objetado el nombramiento de una feminista, como de todo aquel que apoye reformas democráticas”, sostuvo el fiscal ante la Cámara de Casación Alejandro Alagia. Para él, el fallo más significativo firmado por esta Corte es el que habilitó la “democratización” de los medios de comunicación, firmado también por la jueza Argibay.

En la misma línea, otro fiscal Javier De Luca, consideró a la sentencia“ Casal” como una de las más significativas de el Máximo Tribunal en su actual integración. La sentencia, resuelta en 2005, se abocó al caso de un hombre que asaltó un taxi, pero el robo no se concretó y el hombre no portaba armas. El Máximo Tribunal dijo que Casal tenía derecho a que su proceso tuviera doble instancia por ser una garantía de rango constitucional, derivada de la adhesión de Argentina a la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

Los que la conocían sabían que Argibay fumaba sin parar. Le habían recomendado alejarse del cigarrillo, pero su círculo más íntimo sabía que no respetaba la restricción médica. Después de estar durante algunas semanas internada, no pudo superar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida como EPOC. En unas horas los miembros del máximo tribunal judicial despedirán sus restos con un acto en Tribunales que tendrá como único orador al presidente de la Corte Ricardo Lorenzetti.

 


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