Infojus: El náufrago y la muerte anunciada: los juicios de Gabo con sus personajes
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El náufrago y la muerte anunciada: los juicios de Gabo con sus personajes
| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-04-18 | Por: Infojus Noticias | Fecha de captura:: 2016-01-17 12:11
Protagonistas de dos libros García Márquez se volvieron contra el autor y lo enjuiciaron. Ambos reclamaban ser dueños de las historias que el autor narraba y querían cobrar las regalías por las ventas de los libros. Qué dijo la justicia en cada caso.
Dos relatos inolvidables, dos juicios ganados. “Relato de un náufrago” y “Crónica de una muerte anunciada” son dos de los libros más leídos por los argentinos, dos historias basadas en hechos reales y tienen por protagonistas a personajes que enjuiciaron al autor. Ni Luis Alejandro Velasco, el famoso náufrago, ni Miguel Reyes Palencia, nombre real de Bayardo San Román en “Crónica de una…”, tuvieron suerte: querían dinero por y sus demandas fueron rechazadas.
En 1970 editorial Tusquets de Barcelona editó en formato libro un largo reportaje por entregas que Gabriel García Márquez había publicado en el diario El Espectador de Colombia. Lo llamó “Relato de un náufrago” y fue –es- uno de los mayores éxitos de ventas del autor. El protagonista de esa historia es Luis Alejandro Velasco: un sobreviviente del naufragio del destructor “Caldas”, que pasó diez días sin comer ni beber, en una balsa a la deriva.
Algunos libros “no son de quien lo escribe sino de quien los sufre”, escribió Gabo en un prólogo de una las primeras ediciones del libro. Y cedió las ganancias por los derechos de autor a Velasco. Durante 14 años el náufrago cobró por las ventas del libro hasta que le inició un juicio al escritor. La demanda la radicó en Bogotá. García Márquez había cedido, como una especie de homenaje, sus derechos de la edición del libro, pero Velasco no quería homenajes: decía que los derechos eran efectivamente de él porque la historia era suya y que García Márquez sólo había transcripto lo que él le había contado.
García Márquez le pidió a Tusquets que cambiara el prólogo y que no pagara más regalías a Velasco. La justicia le dio la razón al escritor colombiano: sentencio que los pagos a Velasco “no habían tenido como fundamento el reconocimiento del marino como coautor, sino la decisión voluntaria y libre de quien lo escribió”. Desde ese momento los derechos de autor del libro fueron donados por García Márquez a una fundación docente.
Crónica de un juicio que duró 17 años
Primera edición, abril de 1981. Editorial la Oveja Negra. 1.050.000 ejemplares. Basta con revisar cualquier ejemplar de “Crónica de una muerte anunciada” para tener una dimensión de los cientos de miles, millones, de libros que Gabriel García Márquez ha vendido de una de sus obras más leídas y admiradas por generaciones de lectores. Yo también quiero mi parte, habrá pensado Miguel Reyes Valencia y comenzó, en 1994, una demanda contra García Márquez.
En 1951, en Sucre, Colombia, una joven se casó con un forastero. Luego de la noche de bodas, el hombre la devolvió a su familia: la mujer no era virgen. Presionada, la novia confesó quién había sido el hombre con quien había tenido relaciones antes del matrimonio. Sus hermanos salieron a vengar la vergüenza familiar y mataron al joven señalado por la muchacha. Esa historia real se convirtió en el argumento central de “Crónica de una muerte anunciada”.
En 1994, trece años después de la publicación de la primera edición del libro, el corredor de seguros Miguel Reyes Palencia se presentó en la justicia y dijo que él era el verdadero Bayardo San Román, el hombre que en la novela es el forastero que rechaza a la mujer. Reyes Palencia exigía cobrar el 50 por ciento de las ganancias obtenidas por ese libro.
En 2010 perdió en primera instancia y apeló. En 2011 el Tribunal Superior de Barranquilla terminó de darle la razón a Gabo: “Cientos de obras literarias, artísticas y cinematográficas han tenido como historia central hechos de la vida real, siendo adaptados a la perspectiva de su creador, sin que esto sea óbice para reclamar derechos económicos sobre las mismas”.
Pero Reyes Palencia también reclamaba porque la novela había “afectado su derecho a la intimidad” al relatar un hecho de su vida privada y que hasta sus clientes lo llamaban por el nombre Bayardo lo que era “una falta de respeto”. No sólo demandaba a Gabriel García Márquez sino también al hermano Eligio García Márquez, que había hecho una crónica sobre la película basada en la novela, llamada “La tercera muerte de Santiago Nasar” (1987).
Los caracteres de los personajes incluidos en la novela –argumentó Gabo- eran falsos y que los elementos que tomó “obedecen a una técnica primordial del arte de novelar, que es tomar de la vida real solamente los elementos que a uno le interesan desde el punto de vista dramático y humano y volver a armarlos en el libro como a uno le parece que será mejor para hacerles la vida más amable a los lectores”.
En 2007, mientras se desarrollaba el juicio, Reyes Palencia escribió un libro contando lo que le sucedió aquella noche de 1951. No vendió todo lo que él pensaba, pero sí cobró por los derechos de ese libro, que era su obra.
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