Infojus: Ensayo fotográfico: del encierro a la libertad

Carolina Camps retrató durante varios años la vida de una mujer condenada por encubrimiento de un homicidio. Desde los días en la Unidad 33 de Los Hornos, con un bebé a cuestas, hasta el régimen de prisión domiciliaria en su casa de Boulogne.

Julia tiene 42 años y estuvo detenida en la Unidad 33 de Los Hornos por el delito de “encubrimiento agravado con la participación de un menor” desde el año 2005. En octubre de 2010 le dieron el beneficio del arresto domiciliario por buena conducta. A partir de entonces cumple condena en su casa de Boulogne, en la provincia de Buenos Aires.

Vive con su hijo Lautaro, de 6 años y su pareja Oscar, de 23. Estaba embaraza de un mes cuando la detuvieron. Lautaro nació en prisión y vivió allí hasta los 5 años, cuando a su mamá le dieron el arresto domiciliario. Es hijo del hombre que cometió el homicidio Noño, y está prófugo. Julia no lo volvió a ver desde el día de los hechos, cuando Noño tenía 15 años y se peleó con un amigo y vecino por 5 pesos. Aquella tarde le dijo a Julia que lo iba a matar. Fue hasta la casa -a 2 cuadras de la de ella- y lo apuñaló con una cuchilla. Volvió lleno de sangre, contó y escapó. Julia corrió hasta la esquina y vio al chico, de la misma edad que su novio. Se balanceaba con las manos en el pecho y repetía: “Noño me dio”. Ella pidió a gritos una ambulancia, pero cuando llegó el chico ya se había desplomado. Estaba muerto.

La policía llevó a Julia a declarar. Le preguntaron dónde podía estar escondido Noño y fueron a buscarlo, junto con ella, a la villa. Lo encontraron, hubo un tiroteo y se escapó.Una semana después la policía buscó el arma homicida. Cuando le preguntaron a Julia si tenía una cuchilla, ella les dio la que usaba para cocinar. Ella quedó detenida.

En el penal, por estar involucrada en una causa donde murió un menor, la llamaban “infanticida”. En las unidades penitenciarias de mujeres, las infanticidas son blanco de maltratos. De ahí proviene esa cicatriz en el abdomen, una puñalada que recibió en su celda de parte de otras nueve internas.
Lautaro recuerda muchas cosas de aquellos años. Del motín que vivió a los dos años, y le quietó el habla unos meses, le quedó un retraso. Su madre tiene otros tres hijos, de 23, 21y 15 años. Fernando, el mayor, vive en una prefabricada arriba de la casa de Julia. Estudia para policía en la Escuela “Juan Vucetich”. Es el responsable, para la ley, de Julia.

Todas las mañanas ella debe presentarse en la comisaría de Boulogne antes del mediodía, a firmar un acta de presentismo, ya que no posee la pulsera. En el camino no puede entrar a ningún negocio, solo ir y volver, de su casa a la comisaria. El primer día de cada mes debe repetir la ceremonia ante el juzgado. El teléfono de su casa está intervenido.

En noviembre del 2011 le detectaron un tumor en el útero. Fue a ver a un cirujano. Le dijeron que era tarde para tratamientos, que debían operarla de urgencia y que podía morir en el quirófano. No se operó_ dice que no tiene a quien dejarle a cargo a Lautaro. Tiene un negocio en su casa que atiende a través de una ventana, su sustento y su relación con el mundo. Oscar, su pareja, lleva a Lautaro al colegio y a Julia en moto a la comisaría. Los fines de semana trabaja en una heladería.

En marzo de 2014 podría obtener salidas transitorias. En julio de 2016, libertad asistida. Y en el 2021 la libertad.

Para ver el ensayo completo.

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