Infojus: Las autoridades de cuatro hospitales porteños serán citadas a declarar
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Las autoridades de cuatro hospitales porteños serán citadas a declarar
| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2013-08-07 | Por: Franco Lucatini | Fecha de captura:: 2016-01-30 12:09
Es a raíz de las numerosas irregularidades detectadas en las morgues de los hospitales Muñiz, Durand, Rivadavia y Ramos Mejía. El juez Gallardo allanó en los últimos días los veintidós hospitales de la Ciudad que guardan cadáveres y registró imágenes alarmantes.
Con los allanamientos del lunes ya suman veintidós las morgues de los hospitales inspeccionadas por el Juzgado Administrativo Nº 2, a cargo de Roberto Andrés Gallardo. Todo empezó cuando el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (a través de la Procuración) pidió autorización al juzgado de Gallardo para sepultar veintitrés cuerpos que estaban depositados en las heladeras de cuatro hospitales porteños.
A partir de irregularidades en los registros de los cadáveres, el juez decidió allanar primero las cuatro morgues. Con esos hallazgos avanzó sobre las morgues de los dieciocho hospitales restantes, y también sobre la Dirección General de Cementerios y la Procuración General de la Ciudad. Desorden, registros incongruentes, cadáveres putrefactos, cuerpos que faltan y otros que “sobran”, y hasta féretros lujosos guardados en una habitación: esas fueron las primeras imágenes que registró el juez para hacer un diagnóstico sobre las morgues porteñas.
El viernes fue un día largo y revelador para Gallardo, que desde temprano empezó con la recorrida por las cuatro morgues. Comenzó por la del Hospital Durand, siguió por la del Ramos Mejía, después fue al Muñiz y terminó en el Rivadavia. Lo acompañaron agentes de la Policía Científica y de la División Tanatología de la Federal.
“Los cadáveres estaban literalmente apilados y en condiciones deplorables”, contó Gallardo a Infojus Noticias . El juez comprobó que en ningún caso se cumplía con el protocolo de identificación de los cuerpos, que deben tener una cartilla atada al pulgar del pie izquierdo, en vez de bolsas con etiquetas, tal como halló en el mejor de los casos. A partir de los operativos del viernes, este lunes Gallardo continuó por otros de centros de salud, hasta completar todos los hospitales porteños que tienen morgue.
Después de acumular pruebas en un total de veintidós hospitales de la Ciudad, empezó a preparar un informe. En su juzgado se acopiaron los registros de las morgues, las historias clínicas que se pudieron encontrar, y la documentación secuestrada de la Dirección de Cementerios y de la Procuración porteña. En las morgues aparecieron cuerpos que no figuran registrados en los libros de ingreso y egreso, y más de 70 cadáveres que -según los libros- debieran estar en las heladeras pero no aparecen. De esos casos consta el ingreso, no el egreso: no se sabe dónde están.
El allanamiento del viernes
Gallardo fue al Hospital Muñiz a buscar el cuerpo de un hombre no identificado, supuestamente fallecido el 9 de febrero de 2009. Se encontró con cuatro cadáveres -uno de ellos podría ser este NN- y otros tres identificados. Los registros eran irregulares y no existía control de entrada ni de salida de los cuerpos. Los cadáveres estaban “en avanzado estado de descomposición” y las condiciones de higiene y mantenimiento eran “absolutamente deficientes e inadecuadas para un centro de salud”. En una de las cámaras de frío (en la que se guardan los cuerpos), había envases de cerveza y un televisor.
En el Durand el juez intentó rastrear a catorce personas fallecidas entre 2008 y 2011. Los recibió la Dra. María del Carmen Kordich, jefa de la sección Micropsias del servicio de Anatomía Patológica. Les entregó tres listados con registros de trece cadáveres de adultos y seis de menores. Aunque coincidían en número con los cuerpos de las heladeras, la identificación de los muertos no concordaba con las planillas.
En los registros de años anteriores, apenas encontraron datos de tres de los catorce cuerpos. “Las emanaciones de los cuerpos hasta generan quejas de los vecinos”, le contó Kordich al juez. Y le explicó que no tienen forma de paliar los cortes de luz, que provocan la pérdida de frío de las cámaras, y la consecuente putrefacción de los cuerpos. Sólo se pudo tomar huellas dactilares de cuatro de los diecinueve cadáveres, el estado de descomposición impedía obtener más registros.
Gallardo llegó al Ramos Mejía para encontrar los cuerpos de dos bebés fallecidos poco después de nacer, en 2008. El director Eduardo Seoane le entregó dos bolsas de polietileno etiquetadas con los nombres de ambos bebés. Una bolsa tenía un cuerpo disecado. La otra, “un líquido sanguinoliento y gelatinoso” que según las autoridades, eran los restos del otro bebé. ¿La explicación? Que el hospital no tiene freezer. En la misma bolsa estaba el pie amputado de un adulto.
El único registro de esa morgue era de julio. No individualizaba los cuerpos almacenados, no reflejaba ingresos ni egresos, faltaban datos, y los que estaban tenían tachaduras. Al revisar las heladeras, los empleados encontraron el cadáver de un adulto en una bolsa. A sus pies, otra bolsa de consorcio con dos fetos. Uno de ellos tenía una etiqueta con el mismo nombre del primer cuerpo disecado. Gallardo apuntó que se encontraron tres cadáveres de menores, “tirados” en distintos lugares, “como si se tratara de residuos”. Los registros no cumplían con ningún protocolo e incluían datos de otros diez cadáveres que no se encontraron en el lugar.
En el Hospital Rivadavia aparecieron cuatro de los cinco cuerpos que fueron a buscar, y otros nueve de los que había algún registro. Los directivos del área “mencionaron que había otros cadáveres en un número indeterminado” que por su antigüedad y la falta de datos, no podían identificar. El cuerpo de un bebé en una caja y fuera de las cámaras de frío desde el día anterior, otros restos tapados por cartones y en avanzado estado de putrefacción, y 73 ingresos anotados pero cuyos cuerpos no aparecen, son algunas de las señales de alarma que se activaron con el allanamiento.
El misterio de los féretros del Ramos Mejía
En dos cuartos contiguos a la morgue, había ocho féretros casi nuevos, de apariencia lujosa. En una habitación estaban los de madera, en otra los de metal, dos de ellos importados de México. Las autoridades se contradijeron: el director sostuvo que eran donaciones provenientes de un cementerio privado de Burzaco, y que no tenían ningún registro porque “habían sido ofrendas de buena voluntad”.
Daniel Priano, que se identificó como el “morguero”, dijo que habían sido enviados desde el crematorio de la Dirección de Cementerios, porque “sólo se creman los cadáveres, los ataúdes se reutilizan”. Por los féretros metálicos respondió que, como en los nichos de los cementerios locales los cuerpos ya no entran, “se utilizan para enviarlos al exterior” (sic).
El juez Gallardo ordenó realizar pericias sobre estos féretros, que hasta ahora no arrojaron resultados significativos. Mientras, se trabaja en conjunto con la Cancillería y la Aduana para determinar si los ataúdes provienen del exterior.
Explicaciones y responsabilidades
Gallardo confirmó a Infojus Noticias que la investigación continuará con la organización y el análisis de la información secuestrada. El primer paso será intentar avanzar en la identificación de los cuerpos y realizar audiencias “de explicaciones”, a las que se citará a las autoridades de los cuatro hospitales allanados el viernes. A partir del martes 13 desfilarán por tribunales los directores, los responsables de Anatomía Patológica y los jefes de las morgues del Muñiz, el Rivadavia, el Ramos Mejía y el Durand.
“Vamos a trabajar lo más rápido posible para que no haya impunidad en términos administrativos, por la violación de los protocolos, decretos y leyes locales”, sostuvo el juez. Agregó que hay muchas personas buscando familiares o amigos desaparecidos, que merecen saber si alguno de los cuerpos hallados corresponde a esas personas. Una vez que el juzgado haya procesado toda la información disponible, elaborará un informe que sirva de base para una investigación penal.
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