Infojus: "Los empresarios no tienen pacto de silencio, como los militares"
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"Los empresarios no tienen pacto de silencio, como los militares"
| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2013-06-30 | Por: Laureano Barrera | Fecha de captura:: 2016-01-12 01:07
El 3 de junio un tribunal platenses condenó a 3 y 4 años a dos ex policías por el secuestro y las torturas a los dos hermanos.“Lo que hicieron fue desinflar el leading case, para que no vengan otros juicios de empresarios”, dicen. El miércoles apelaron el fallo ante la Cámara de Casación.
En 1962 Alejandro Iaccarino entró a la oficina de Vialidad, en La Plata, con un amigo suyo y un pliego enorme bajo el brazo, con esquemas, gráficos y flechas. Era el boceto de una autopista elevada, quince años antes de que en el país se construyeran las primeras. “Mi amigo, que era un genio con las matemáticas, había calculado la distancia entre pilotes y la carga que podía soportar. Como era aérea, no hacía falta expropiar”, evoca Iaccarino. El director de Vialidad los derivó con un empleado de menor jerarquía, a quien le volvieron a explicar el plan. Iaccarino y su amigo tenían 13 años.
El 3 de junio pasado, el TOF 1 de La Plata condenó a 3 y 4 años a Bruno Trevisán y Rómulo Ferranti, los dos policías bonarerenses que conducían la Brigada de Investigaciones de Lanús, el último centro clandestino de los nueve que pasaron los hermanos, cuando los secuestró la dictadura. Los hermanos, que se habían transformado en tenaces investigadores, durante las décadas en las que la justicia estuvo de manos atadas por las leyes de impunidad, sufrieron un nuevo desencanto. “Lo que hicieron fue desinflar el leading case para que no vengan otros juicios de empresarios. Los juicios orales contra militares, el brazo ejecutor de lo que planificaron todos estos tipos, están encaminados y cerca de terminar. Ahora falta la parte importante: quiénes planificaron, los cerebros. Ahí no se ha podido ingresar todavía”, afirma Alejandro Iaccarino. Junto a Carlos, su hermano, recibieron a Infojus Noticias en su casa el miércoles, un día antes de apelar el fallo ante la Cámara de Casación.
-¿Cuál fue la significancia política de la sentencia?
-CI: Una cosa que es fundamental en esto: los que faltan –los miembros de la pata civil y económica- no tienen un pacto de silencio, como tienen los militares. Uno, para limpiarse, voltea varias piezas y de otra magnitud. Hay tipos que son importantísimos, como Blaquier.
-Los empresarios fueron cómplices de ciertos secuestros para implantar un modelo económico neoliberal y favorecer sus propios negocios. Pero ustedes fueron secuestrados y eran empresarios. ¿Cuál fue el criterio que los convirtió en víctimas de la represión ilegal?
-CI: Para mí hubo dos aspectos. Uno, que querían una concentración empresarial donde cada vez tenía que haber menos empresas. En nuestro caso, debían sacarnos del medio porque estábamos molestando a las empresas hegemónicas que estaban dentro de esa concentración de ese sector. Y cuando a nosotros nos quisieron poner imposiciones, nosotros no le dimos corte. Cuando logramos darle el 50% del precio del sachet al tambero, y Sancor le daba del 19 al 21% (hoy todavía sigue siendo así), se volvieron locos.
-AI: La oligarquía nacional era la que tenía el poder económico: tenían los campos, la hacienda, las industrias, tenían todo. En un determinado momento, la planificación mundial determina que se terminó con las oligarquías y que eso tiene que traspasarse a las multinacionales. Hubo estudios jurídicos especializados en las transferencias, en los acuerdos, y las compañías internacionales pasaron a tener la estructura de poder que tenían estos tipos. Y había otra cosa: los Iaccarino éramos formadores de precios. Ese era el despelote real. ¿Por qué nos sacaron del medio? Porque durante cuatro años y medio nosotros impusimos los precios. Además de abortar esas empresas, necesitaban que fuera ejemplificador. Por eso no nos mataron. Pasé de vivir con un tipo que me medía la temperatura del agua para bañarme, a que me bañaran a manguerazos.
-Sin embargo, hubo secuestros a empresarios que no tenían una actividad productiva. Eran banqueros y financistas. ¿Qué motivos le encuentran?
-CI: Acá en La Plata había ocho bancos locales. Después de la dictadura, no quedó ningún banco local. Había una concentración financiera, tanto como la empresarial. Se ve muy bien con un ejemplo: cuando las compañías multinacionales contratan, después de la Guerra del Golfo, al general Collin Powell para que vaya a dar charlas por todo el mundo. ¿Qué hacía un general dando charlas sobre economía? El tipo traía el método de que las compañías que no estaban dentro del marco establecido por las empresas hegemónicas, había que aniquilarlas.
-AI: Además, había tipos de inteligencia en el Banco Nación –cuyo subsuelo supo ser un centro clandestino-, Banco Provincia y Banco Nacional de Desarrollo, que dicen que fue el peor. ¿Qué hacía inteligencia? Detectaba las sociedades muy ricas que eran familiares. ¿Por qué? Porque cuando eran corporaciones, había varios socios con mucha relación, y podían tener quilombos. Pero cuando chupaban a una familia, ¿quién iba a responder por ellos? Son los casos Graiver, Gutheim, Pasvam, Iaccarino, son todas familias. No son corporaciones. Elegían quienes facturaban mucho, traían los legajos y planificaban los secuestros.
-¿Cuáles son los diez nombres de la patria financiera que asesoraban a los militares?
-AI: Están todos mencionados en el informe de la Comisión Nacional de Valores. Juan Etchebarne, el presidente y uno de los hombres de mayor confianza de Martínez de Hoz, hizo una planificación que ahora emerge. Todas las compañías que cotizan en bolsa pasan por ahí. Él preparó a tipos en una oficina de Campo de Mayo para hacer las preguntas en las torturas. O las hacían por escrito y otros las hacían para sacar la información. A los Grassi, a los Chavanne, a todos los tipos que fueron torturados lo hicieron así.
-¿Cómo creen que se inscribe en esa trama el caso Papel Prensa?
-AI: Ese caso puede terminar de una sola forma: va a haber una sentencia y van a ir en cana todos los que tienen que ir. Te digo por qué: la sentencia del caso Iaccarino es el día 10 de junio y el 13 Lidia Papaleo se presenta como querellante. No es casual. Hay un paralelismo entre nuestro caso y ese: los jueces van a decir que cuando se transfirió estaba en libertad. ¿Libertad de qué? Mis hermanos estuvieron 30 días con prisión domiciliaria, cuando ya estábamos blanqueados, para que vendieran el avión. Decir que la familia Graiver se encontraba en libertad es un absurdo. Te tienen todo controlado, un auto intimidatorio a media cuadra, el teléfono tomado, te siguen.
-CI: A Lidia Papaleo, cuando va a la reunión de directorio, Magnetto le dice: ‘Señora, acá está la vida de su hija y la suya’. Es exactamente lo que a nosotros nos dice el empresario Chessi, cuando estábamos detenidos en la Brigada de Investigaciones de Lanús: “Iaccarino, acá hay algo que entregar o ustedes terminan en el Río de La Plata. Son frases iguales, frases gatillo que te quedan grabadas.
-AI: Nosotros lo venimos diciendo: estamos primero nosotros y después viene Papel Prensa y todos los demás. Hay veinte amigos mío que me llamaron por teléfono y me dijeron: “Ale, yo espero, porque necesito saber cómo te sale a vos Casación”.
-¿Qué creen que va a resultar de la apelación de su sentencia?
-AI: Tenemos una enorme fe en la Justicia, todavía, pero por encima de todo una enorme fe en Dios. Nosotros vamos a ganar, porque de cualquier manera, ya ganamos. Porque haber esclarecido a la juventud de lo que pasó, que es el futuro, ya ganamos.
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