Infojus: "Vox Pópuli", un documental sobre el rol de la Iglesia en la dictadura

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"Vox Pópuli", un documental sobre el rol de la Iglesia en la dictadura

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2015-04-19 | Por: Laureano Barrera | Fecha de captura:: 2016-01-22 19:12

El film comprende, además de material de archivo, entrevistas a sobrevivientes, abogados, investigadores o íconos de la lucha por la memoria y los derechos humanos. “Una parte importante de la iglesia, la cúpula, fue cómplice de la dictadura. Después hubo otro sector que fue víctima”, dijo Paulo Giaccobe, uno de los realizadores.

“Cuando la llamamos a Chicha Mariani y le dijimos que el documental era sobre la Iglesia durante la dictadura, quería que fuéramos a su casa ese mismo día. Cuando le pusimos la cámara enfrente, contó muchas cosas que tenía muy guardadas”, dice el cineasta Paulo Giacobbe, autor -en codirección con Ignacio Liang- del documental “Vox Pópuli”, un fresco fílmico más que indaga sobre la complicidad de las jerarquías eclesiásticas durante la noche larga del Terrorismo de Estado.

El nombre del documental tiene que ver con lo que respondió Bergoglio en el juicio de la Esma. Cuando Zamora le preguntó cómo supo que Yorio y Jalics habían sido secuestrados por la Marina, Bergoglio dijo que era Vox Pópuli. “Y en realidad uno no sabía cuál era el grupo operativo que había secuestrado a tu familia, eso no era Vox Pópuli”, explica Giacobbe. Pero aparte de la ironía, el nombre tiene también su dimensión literal: “También se llama así porque todas las cosas que contamos en el documental son vox populi: son testimonios de la Madres de Plaza de Mayo, de las Abuelas, de sobrevivientes de los campos de concentración. Hay libros sobre este tema. Y los abusos de los curas, y la oposición al matrimonio igualitario –que también lo toca la película- son vox pópuli”.

El film tiene una estética cálida, sin presuntuosidades: su piedra basal son una quincena de entrevistas a sobrevivientes, abogados, investigadores o íconos de la lucha por la memoria y los derechos humanos, como Nora Cortiñas o Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, filmadas con cámara digital, con planos cortos, cuyos fragmentos han sido zurcidos cuidadosamente y combinados con material de archivo para lograr un relato ágil. El documental, de casi una hora y media, se estrenó el viernes pasado en el Sitio de Memoria de la calle Virrey Cevallos 630. El viernes 24 de abril se volverá a proyectar en el mismo lugar, a unos metros de la sede central de Abuelas de Plaza de Mayo. “No lo vamos a estrenar de manera comercial, por ahora, porque queremos que vaya rotando por estos sitios de memoria, ex centros clandestinos y centros culturales, y que se pueda proyectar de manera gratuita”, dice Pablo.

-¿Cómo surge la idea del documental?

-En principio, lo que teníamos ganas era de filmar una historia y un documental. Ignacio y yo, los autores, nos reunimos, tiramos tres ideas y decidimos hacer las tres. Después dijimos no: hagamos una sola y de otra cosa. Y decidimos hablar de la Iglesia. Fue en septiembre u octubre de 2014, (Jorge) Bergoglio ya había asumido como Papa y era algo muy presente en los medios. Todas las noticias tenían que ver con eso. Hoy sigue siendo un tema de agenda, pero no como al principio. Entonces se nos impuso como algo natural contar sobre la Iglesia y la dictadura. Además, desde hacía un tiempo se había empezado a hablar de Golpe de Estado militar, civil, y eclesiástico. Esa palabra se fue colando un poco más en esto del Golpe cívico-militar.

-¿Se encontraron con dificultades durante la filmación?

-Nos propusimos hacer entrevistas y después editarlas. No armamos un guión: al trabajar con una cámara digital y no con fílmico no tuvimos costo inicial. El costo fue la cámara y los DVDs, que usamos veinte en total. Hicimos muchas entrevistas, más de las que figuran en el documental. Cuando nos fuimos encontrando con lo que nos decía, se fue armando el guión prácticamente sólo. Cuando la llamamos a Chicha Mariani y le dijimos que el documental era sobre la Iglesia durante la dictadura, quería que fuéramos a su casa ese mismo día. Cuando le pusimos la cámara enfrente, contó muchas cosas que tenía muy guardadas, y con muchas de contarlas. Nombre de los curas, todo se acordaba. Las Madres fueron a las Iglesias a pedir por sus familiares, y en el caso de Chicha, que busca a su nieta Clara Anahí, le decían que habían pagado plata por su nieta, que la iban a cuidar muy bien y que se olviden. Y ella se angustió mucho, nos habló de un par de lágrimas. Nora Cortiñas recuerda muy bien a (Monseñor Emilio) Graselli, una figura clave (ex secretario del vicariato castrense). La Iglesia en ningún momento se manifestó en contra de Graselli, y Nora dice que estaba dando clases en un Colegio de la Misericordia.

-¿Cuál dirías que fue, según la investigación que hicieron para el documental, el rol de la Iglesia durante la dictadura?

-Hubo una parte de la Iglesia que fue cómplice de la dictadura. Una parte importante, la cúpula. Después hubo otro sector de la Iglesia que fue víctima de la dictadura. En el documental, si bien denunciamos el accionar de la Iglesia mediante testimonios, también están todo el tiempo los curas tercermundistas todo el tiempo, dando vueltas. A Bergoglio se lo acusa de haber desprotegido a dos sacerdotes que estaban bajo su órbita (Bergoglio era en aquellos tiempos el provincial de los Jesuitas, la máxima autoridad de esa Orden en el país). Esos dos sacerdotes son dos curas del Tercer Mundo. Hay secuestros de un montón de laicos. Toda esa gente, Angelelli, Mugica, eran parte de la Iglesia, y la iglesia no los defendió. Igualmente no hacemos foco en el documental sobre estos curas. Buscamos más bien que sea de denuncia y que ayude en este proceso de memoria, verdad y justicia.

-¿Cuál creen ustedes que puede ser el aporte del documental al proceso de Verdad y Justicia?

-Esperemos que sea un aporte importante, que sirva para que las personas que tengan que responder por sus crímenes lo hagan. Citelli no se le inició el juicio, tampoco llegó contra Grasselli, está la Isla del Silenciuo donde el año pasado se le hizo una inspección ocular por primera vez, y este año se hizo otro. Pasó mucho tiempo y la Isla del Silencio es un centro clandestino, de tortura. Todas esas cosas están ahí y todavía no pasa nada. Y nosotros en el documental no abordamos, pero hay otros casos escandalosos en las provincias. Es ilustrativo el caso de Bahía Blanca, Aldo Vara: estaba prófugo en Paraguay y la Iglesia le estaba pagando la jubilación, y decían que no sabían dónde estaba. Hasta se hizo un allanamiento en el Arzobispado de Bahía Blanca. Vara se murió cuando lo encontraron, pero el Arzobispado de Bahía Blanca debería responder por el encubrimiento que hizo respecto de Aldo Vara. Son muchas las cosas que quedan por investigar sobre la Iglesia.
 

LB/JMMM


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