Infojus: Un día diferente en los tribunales de Retiro

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Un día diferente en los tribunales de Retiro

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-06-09 | Por: Infojus Noticias | Fecha de captura:: 2016-01-10 00:32

La declaración del vicepresidente Amado Boudou revolucionó los pasillos de Comodoro Py. El acceso y la circulación del tercer piso, donde está el despacho del juez Ariel Lijo, quedaron restringidas. Hay una fuerte presencia policial.

Hoy no fue un día más en los tribunales de Comodoro Py. Desde las siete de la mañana un operativo de 70 efectivos de la Policía Federal y la Metropolitana se apoderaron del edificio. Una hora después llegaron los primeros periodistas y a las diez de la mañana funcionarios y empleados judiciales curioseaban la llegada del vicepresidente Amado Boudou. Algunos se molestaron porque el taxi los había dejado a una cuadra de la entrada principal.

Hoy también hubo audiencia por el juicio de la tragedia de Once. Familiares de víctimas suelen colgar carteles y fotos en la reja del frente de los tribunales, en el acceso principal. El acceso hoy estaba vallado. Las pocas fotos y familiares se vieron desplazados por los móviles de televisión, que se apostaron sobre esa vereda para transmitir de espaldas al edificio. Gregorio Dalbón, abogado querellante, tomaba un café en el bar del noveno piso, minutos antes de las 9 de la mañana. A esa hora el bar explotaba de periodistas, lo mismo sucedió al mediodía.

El juez Lijo tiene su despacho en el ala izquierda del tercer piso, mirando a Retiro. También tienen sus despachos sus colegas María Servini de Cubría y Norberto Oyarbide, con quien se cruza con frecuencia. En los pasillos de mármol habitualmente transitan abogados, funcionarios judiciales, acusados y querellantes. Por disposición expresa del presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Mariano Borinsky, el acceso y la circulación de esa planta quedaron hoy restringidos.

A las 9, un funcionario del juzgado de Lijo ya pedía que se liberaran los pasillos. Los pocos periodistas que esperaban en la puerta del despacho del juez tuvieron que desplazarse al vestíbulo de los ascensores. Al rato, dos policías vestidos de traje y con enormes handys, desalojaron ese espacio también, y escoltaron a los periodistas al segundo piso. Allí les explicaron que no se podría volver a acceder al tercer piso hasta que terminara la indagatoria y el vicepresidente abandonara el edificio.

Desde las 10, las personas que querían visitar a los fiscales, jueces y sus secretarías del tercer piso, debían anunciarse ante la policía y obtener una autorización directa de las autoridades para poder ingresar. Muchos tuvieron que irse, rechazados por la custodia apostada en los ingresos laterales del piso. El ingreso por el vestíbulo central estaba totalmente vedado. Una docena de policías esperaba frente a los ascensores e impedían el paso a todos aquellos que no trabajaran en esos despachos. Un señor tenía citación ante el juez Oyarbide por una causa y tuvo problemas para acceder. Lo mandaron a otro piso hasta que un funcionario judicial se apiadó y habló con un jefe de seguridad para que lo dejaran pasar.

A las dos de la tarde un periodista pasó con un sandwich por las escalinatas centrales del edificio, en el tercer piso. Uno de los policías, que habían llegado antes de las 7 de la mañana, preguntó con sorna: “Ese es para mí, ¿no?”. Los efectivos llevaban al menos siete horas sin bajar la guardia. A esa hora se retiraron los militantes y se desarmó una pantalla gigante que se había dispuesto frente a la reja y que nunca llegó a funcionar. Como se esperaba, el vicepresidente iba a ser indagado durante muchas horas, y los militantes ya habían dado muestra de su apoyo.


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