Infojus: “Pensé que estaba en el piso, pero había gente debajo de mío”

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“Pensé que estaba en el piso, pero había gente debajo de mío”

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-05-13 | Por: Cecilia Devanna | Fecha de captura:: 2016-01-17 05:32

Lo dijo una joven estudiante que el día del accidente iba a rendir un final. El Tribunal denegó el pedido de la querella para que se modifique la imputación del motorman a estrago doloso. El juicio se reanudará el próximo lunes 19, a las 10.

Desde media mañana, se desarrolló  la decimotercer audiencia del juicio oral y público por la tragedia ferroviaria de Once, en la que se previó la declaración de ocho testigos que sobrevivieron al accidente, ocurrido el 22 de febrero de 2012. En esta jornada, el Tribunal Oral Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2  rechazó el pedido de la querella, para que se cambie la calificación de imputación del motorman, Marcos Córdoba, a “estrago doloso”. También el Tribunal denegó el  pedido de detención. Consideraron que “no se ha demostrado que puedan producirse los riesgos procesales que justifican una detención”.

El primero en contar lo que vivió fue Favio Flamenco, de 37 años, quien  la mañana del accidente subió a la formación, conocida como “chapa 16”, en la estación de Merlo. Después del impacto, contra el andén nº 2, estuvo media hora adentro del vagón. “Me sacó un policía, me ayudó agarrándome del cuello”, dijo el hombre que se dirigía a su trabajo en Once. “Cortaba telas en una textil”, recordó. Después del choque pasó varios meses rehabilitándose de las fracturas múltiples que tuvo y del stress post traumático que le generó el accidente.

Sobre el recorrido de la formación, Flamenco aseguró  que “en Castelar, Morón, el tren ya andaba mal. Frenaba mal, frenaba fuerte. En Liniers también se escuchaba que no frenaba bien. En caballito o floresta también se pasó pero más de lo normal. Se pasó bastante”

“No pude volver a viajar, solo una vez con mi esposa, después no pude más”, dijo y el llanto que intentaba controlar desde el comienzo se hizo evidente. Entre lágrimas también recordó que tuvo que dejar de trabajar y cómo solo recibió asistencia psicológica durante poco más de un año.

Además de Flamenco,  hoy fue el turno de Tatiana Loayza, una mujer joven, con anteojos, pashmina y un gesto recurrente: cerrar los ojos cada vez que empieza a responder algo. El 22 de febrero de 2012 se despertó temprano y se preparó para ir a la facultad a rendir un final. Se subió al tren del ferrocarril Sarmiento en la estación de Merlo y se  sentó del lado del pasillo en el primer vagón. Iba estudiando y después se durmió. Abrió los ojos cuando el tren entró al andén  nº 2 de Once y se preparó para bajar. Se levantó y sintió como si alguien la hubiera empujado. “Cuando me di vuelta todos se me vinieron encima. Había humo, gritos, polvos. Yo estaba tirada y tenía una pared humana arriba mío”, dijo llorando.

En medio de una angustia que la hizo tomar agua durante toda su declaración,  agregó:  “pensé que iba a ser fácil sacar a la gente, pero me empecé a dar cuenta de que no.  Yo siempre pensé que estaba en el piso pero después me di cuenta que había gente abajo mío. Una señora más abajo, que no sé cómo estaba ahí, llamaba a su familia”, agregó  y relató que cree haber estado más de tres horas en medio de esa pila de gente, “no estoy segura, porque perdí la cuenta”, concluyó.

María Celeste Mariotti apenas supera los veinte años. La mañana de la tragedia se subió al tren en Flores para ir a su trabajo en Recoleta. Iba en el cuarto vagón, “el tren no paró como todos los días. Frenó, chocó y nos caímos todos”, explicó. Ella salió sola por la puerta del tercer vagón y todavía recuerda el estado deplorable en el que se viajaba habitualmente. “Viajábamos mal, había gente que iba casi colgada. Nadie controlaba si uno sacaba boleto o no”.

Para Héctor Guayama, el choque de Once “fue un antes y un después”. Nada volvió a ser igual en la vida de este hombre de hablar pausado y que debió cambiar de trabajo. Aunque intenta, no puede superar el miedo que le genera volver a viajar en tren.  El dolor de los huesos se lo recuerdan los días de humedad “ahí me duele todo”.

Guayama quedó aprisionado entre los hierros retorcidos y se desvanecía mientras esperaba que lo rescataran. Fueron tres horas en los que, cuando abría los ojos, veía maniobras de rescate, “atrás mío salió una chica por el agujero del ventilador”.

La audiencia se reanudará el próximo lunes 19, a las 10, cuando está previsto que continúen declarando más sobrevivientes de la tragedia en las que murieron 52 personas y 789 resultaron heridas.


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